
Redoblar de tambores a paso lento;
sale Jesús de noche todavía.
El paño funeral del firmamento
su duelo en sombras a la tierra envía.
Le sigue la enlutada cofradía
cuyas capuchas se hunden un momento
en las tinieblas de la noche;
el viento sopla los cirios con angustia fría.
Con la cruz en el hombro ensangrentado
por Simón Cirineo acompañado,
va el Redentor del mundo…y amanece.
El sol su primer rayo le ilumina.
Y al dar en la frente pálida y divina
como un beso del cielo resplandece.
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